domingo, 28 de septiembre de 2014

PATA NEGRA de JOSELITO: PRIMER ASALTO A LA SIERRA MADRILEÑA.


Comienza una nueva andadura de aventuras y desventuras de pacoman; toda cabra vuelve al monte, pues yo no iba a ser menos...
Nuestra intención era dirigirnos al Piélago, para disfrutar de ese entorno ligado a Gredos, pero a la hora de meter los tracks, mi garmin 500 no se dejada (al igual que mis últimas conquistas femeninas). Así es que, ni corto, ni perezoso...la primera en la frente: el rutón "Pata negro de Joselito", en este caso sin el DH2000, (no era el momento de jugarse el tipo), de las más completas, duras y divertidas que conozco.
Los acompañantes, inmejorables; Vito, Rodri y Pablo. Antes de salir de Guadarrama, las típicas dudas de siempre: ¿qué ropa me pongo? la cosa pinta muy mal ahí arriba. El abuelo dice: "Baajjj maricas, mallot y chubasquero"; acertamos de pleno.

Comenzamos la subida buscando la presa del embalse de la Jarosa y, seguidamente el camino que nos llevará, una hora más tarde, a coronar el Collado de la Mina (1710), aquí ya nos hemos cascao un buen desnivel de la ruta. El terreno estaba perfecto, se notaba como había caído un diluvio universal a modo de pequeños barrizales que cruzaban el camino de lado a lado. La niebla se iba acercando, nos iba invadiendo sin que nosotros pudieramos hacer nada para evitarlo, la humedad penetraba hasta los huesos, y el desnivel constante empezaba a castigar las piernas.









Al llegar al collado tengo que decidir, o bajar por el camino hasta coger el single-track que nos llevaría al camping de Pequerinos, o subir al refugio de la Salamanca para no perdernos ningún detalle....qué coño!! todos para arriba a romper piedras!!! comenzamos con muy buen pie, el que lo conoce, sabe que es una subida técnica de piedras, donde elegir la trazaba buena, y no dudar en el intento, es un seguro de vida para no besar el suelo. Que pasada!!, como hemos disfrutados!!! ¿ya se terminó? ¿ya hemos llegado al refugio? qué pena!!!.  Solo un par de pies (que para nuestro nivel técnico no está nada mal).





 Una barrita y salimos escopetaos para no quedarnos fríos. El descenso por piedras se nos da regular, y la  espesa niebla no me permite encontrar la senda correcta pegada a la valla... el sendero se estrecha más y más, aparecen raíces y piedras irreconocibles, la vegetación va tapando mi visión y de pronto...zas!!!! me tengo que parar...¿parar? yo juraría que esto se baja del tirón!!!. Cagada número uno, pero no pienso volver sobre mis pasos; seguiremos esta especie de mini-sendero de caballos, vacas o cabras...qué se yo!!! . Pero la cosa se complica, pasan los minutos y no se ve la luz por ningún lado, y lo peor es que no estamos bajando!!!!!!. Cinco minutos, un cuarto de hora, media hora, yo voy pidiendo perdón, y Rodri nos va animando; "cojonudo, qué entreno de piernas más completo chavales".


 De pronto veo una valla rota y una bajada mortal...a por ella!!!. Bien, llegamos a un camino, cual? "no sé", "habrá que seguir".
Por fin la civilización; el Camping de Peñas Blancas. La madre que me pario!!! el rodeo que hemos dado. Toca remontar hasta el camping de Peguerinos, bien, estamos en ruta!!. Barrita y en busca del Ingeniero. zona preciosa de sube baja, sube baja...tanto sube baja no me cuadra; cagada número dos, toca volver un par de kilómetros en busca de la puerta que no dará paso, después de un divertido single-track, y una bajada imposible, hasta el inicio del ansiado ingeniero. No sin antes degustar esas llamativas setas rojas venenosas...




 "Es muy tarde" "nos vamos a quedar sin chuletón" me reclaman. "Tranquilos" respondo sin pensarlo "en el Espinar nos lo zampamos, nos echamos la siesta en el parque, y cuando hayamos hecho la digestión nos subimos tranquilamente el Puerto de los Leones". Los tres me miraron con cara de acuchillarme vivo. Comienza la diversión, el terreno está perfecto, húmedo y con agarre, salvo esas piedras y raíces traicioneras.





Vamos a buen ritmo, hasta que llegamos a la famosa piedra que hay que pasar por la izquierda, no me dió ni tiempo para avisar a Vito cuando, una vez superado con éxito, veo al abuelo en el suelo, quejándose del tobillo. Me entraron los siete males. El enganche de la zapatilla estaba rota y, a la espera de ese tobillo en frío, el diagnóstico fue solo "chapa y pintura". Llegamos al Espinar y afrontamos la última subida jodida, que nos llevará de nuevo al Collado de la Mina. Las piernas se crecen, los rampones se convierten en una broma, destrozamos las últimas fibras que nos quedan. Bien!! estamos arriba, nos hemos regalado un descenso vertiginoso hasta nuestro punto de partida, Guadarrama.





Ha sido duro, pero muy divertido, las risas estaban aseguradas. No me quedo ni con los kms, ni con el desnivel, ni con las trialeras, ni con la belleza del paisaje, hoy me quedo con la mejor compañía; Vito, Rodri, Pablo, gracias por haberme acompañado, gracias por haber tenido paciencia conmigo, gracias por no haberos quejado de mis fallos, gracias por ser como sois, unos amantes del mtb y unas personas excepcionales.










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