martes, 17 de noviembre de 2009

TALAJARA ó TIMOJARA??















La jornada comenzó puntual, pedaleando junto a Claudio por las calles de Talavera hasta la zona de tierra. Delante iban Oscar, Domingo, Borre, Charly, Gaspar y German. El ritmo tenía mucha cadencia para calentar bien los músculos (quedaban mucho kms para darle caña al tema), no pasamos de 26 km/h salvo el tramo final antes de llegar al avituallamiento de Calera y Chozas, donde el tío Borre tuvo el detalle de esperarnos. Un par de botellas de agua y a rodar por la vía verde. No nos cebamos en ningún momento, de 25 a 29, sin llegar a los 30 en ningún momento.
Abandonamos a la vía verde por un rampón. En ese momento, también abandonamos a Borre (craso error). Era una zona un poco rompepiernas en la que no conseguía pillarle el ritmo a Claudio. Le eché coraje y llegué junto a él a la Nava. No paramos ni un minuto: agua, gatorade, barrita de “no sé qué” y “pa adelante” ( más bien “pa rriba”). Tras recorrer un par de kms, empieza la zona pestosa. En el primer tramo duro, la gente iba ya andando, me encuentro a Charly. Los demás no deben andar lejos. Tras un breve descanso otra zona de pata.
Con esto solo conseguimos cargar los cuadriceps y los gemelos (¿En qué estaban pensando los que diseñaron la ruta?). Al terminar esta parte de subida-piedras me monto en la bici y juro y perjuro que no me bajo más.














Y así fue. En el siguiente rampón (esta vez un poco más largo) consigo llegar hasta Gaspar, que iba andando (no era para menos). A partir de ahí, el gel Frances (cortesía del Festibike) que me trinqué antes de los rampones empieza a surgir efecto. Voy como un loco adelantando a “to cristo” hasta el pico la Morrilla. Iba todo según lo previsto: de menos a más. Claudio se quedó atrás, provocado también por el mal estado del terreno. Me subo el mallot hasta el cuello y “pa bajo”. El descenso rápido, pedregoso por zonas y con curvas cerradas, “osease”: muy peligroso. Pero me la juego y surge efecto. Consigo visualizar a 200 metros a Oscar, Domingo y German (es que tengo un ojo de águila que no veas). Pero viene el llano. Y un leve viento de cara. Y una zona incomodísima para pedalear. Y más si lo haces solo. Pero me encuentro pletórico de fuerzas. No consigo reducir distancia, pero los tengo a tiro de rifle. Termina el llano y llega la última bajada antes de llegar a Belvis. Me la vuelvo a jugar detrás un barrilete bike; la fórmula de la gravedad de translación todavía se puede aplicar, porque iba rompiendo la barrera del sonido. Tras el esfuerzo consigo dar caza a los Pro-Illescas, Oscar, Domingo y German. Todavía no me lo creía. Y encima, en lugar de la mochila de hidratación, parecía que llevaba dos bombonas cargadas de oxigeno. Belvis. Aquí acaba mi aventura. La rueda de atrás pinchada (hacía como tres meses que no pinchaba, pero ahí estaba Murphy al pié del cañón). Paré a cambiar la cámara en el pueblo. Pensé que German y Domingo iban a parar (o por lo menos a reaccionar de alguna manera), pero siguieron sin apenas pestañear. Ese detalle no me gustó. Con un simple: “¿te esperamos?”, yo hubiera respondido: “No, no os preocupes, tirar e intentar hacer un buen tiempo”. Yo hubiera parado. Pero supongo que los tendrían “de corbata” al verse alcanzados en el km 75. Oscar se paró a ayudarme (muchas gracias tio). Me puse un poco nervi. No conseguía quitar la cubierta. Al rato llegan Claudio, Garpar y hasta Charly. Yo no sé lo que tardé en cambiar la cámara. Arrancamos y tiro con Claudio. Tras unos repechones, otra zona de pateo. Pero ¿esto qué es? ¿En qué estaban pensando los que diseñaron la ruta?. Bajada un pelín peligrosa por la acumulación de gente. Le damos caña hasta el pueblo de las migas. Allí nos encontramos con la familia de Gaspar. Oscar tira para adelante y después salimos los cuatro: Gaspar, Claudio, Charly y un servidor. Al poco de salir de Alcaudete de la Jara me pongo en contacto con Borre y me da la fatídica noticia: le habían arrollado por detrás, golpeándole el manillar y desequilibrándole. Resultado final: un corte de la leche en la pierna derecha, un fuerte golpe en la rodilla derecha, y lo peor el hombro, ayer por la noche no lo podía mover del todo todavía. En ese momento me dieron ganas de darme la vuelta o pararme allí mismo a esperarle. Había incumplido un pacto no escrito: “por lo menos tenemos que ir de dos en dos por si surge cualquier problema”. Y, además, le había ocurrido al poco de haberle dejado tirado, fuera de la vía verde. Esto no volverá a pasar Borre. Tenía remordimientos de conciencia por haber dejado al Borre solo y decidí hacer los últimos 33km a ritmo tranquilo con Charly, que andaba un poco tocado del abductor. Una cosa no iba a compensar la otra, pero conseguí lavar un poco internamente mi imagen mental. No me apetecía seguir pedaleando. Conseguí hablar de nuevo con Borre y me comentó que estaba con Javi, Pedro y Santi y que intentaría acabar como fuera. Eso me alegró mucho. Es tontería comentar los últimos 30 kms con Charly, aunque siempre es un placer rodar con él. Solo destacar el susto que me dio al perder el control de su x-control en el arado. Por tercero vez, ¿EN QUÉ COÑO ESTABAN PENSANDO LOS QUE DISEÑARON LA RUTA?.














Me adelante un poco en los metros finales para echarle una foto al Charly en meta, que menos podía hacer.

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